jueves, abril 20, 2006

Las revisiones técnicas en Chile, no están preparadas para evaluar la nueva tecnología de los automóviles hídricos.


Las revisiones técnicas en Chile, no están preparadas para evaluar la nueva tecnología de los automóviles hídricos, existe un caso en Punta Arenas de una persona común y corriente, que compro en Japón un Toyota Prius donde lo rechazaron porque la revisión técnica no fue capas de evaluar el automóvil mas ecológico del mundo. La compañía japonesa es conocida por sus sistemas híbridos para ahorro de combustible, con su Prius de tres o cinco puertas como líder indiscutible del mercado. Sin embargo, está ansiosa por demostrar que no ha puesto todos sus huevos en la canasta híbrida. "Estamos estudiando todos los combustibles híbridos", anunció Toyota. "No seremos superados por la competencia".



Toyota usará etanol como combustible en 2008. Comenzará vendiendo un vehículo de consumo flexible, que funciona con hasta 85% de etanol o con gasolina normal, ante el aumento en el interés por el etanol, un combustible fabricado con plantas como el maíz y la caña de azúcar. Toyota planea vender vehículos que funcionan con etanol para el año 2008 en Estados Unidos, en lo que representa el esfuerzo más reciente del fabricante japonés por entrar en segmentos dominados por los fabricantes de Detroit, señaló un ejecutivo de la compañía. Comenzará vendiendo un vehículo de consumo flexible, que funciona con hasta 85% de etanol o con gasolina normal, ante el aumento en el interés por el etanol, un combustible fabricado con plantas como el maíz y la caña de azúcar.



El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, otorgó apoyo y subsidios al etanol como un modo de reducir la dependencia del país en las importaciones de petróleo, mientras que los fabricantes de automóviles en EU han recurrido al etanol como un medio poco costoso para ganar reputación de protectores del medio ambiente. Toyota se ha resistido a la tecnología debido a preocupaciones por el impacto de la alta corrosividad del etanol sobre los sellos de hule del motor. El nuevo vehículo incluirá partes anticorrosivas para cumplir con las regulaciones de EU.




El aumento del interés del consumidor por los vehículos híbridos el año pasado mostró señales de debilidad entre las dudas sobre si el ahorro adicional de combustible justifica el alto precio de compra. Un estudio realizado por CNW, una compañía de investigación de mercado con sede en Oregon, concluyó este mes que el costo de la energía utilizada para producir componentes de vehículos híbridos, especialmente su sistema eléctrico, era mucho mayor a la de los vehículos de gasolina. Los fabricantes de vehículos aplicarán una serie de estrategias para mejorar el ahorro de combustible. La firma de investigación JD Power, estimó la semana pasada que la demanda global de vehículos a diesel y camiones ligeros se duplicará a 29 millones en 2015, de 15 millones el año pasado. General Motors y Ford defienden ampliamente los vehículos de "flexibles en el consumo de combustible", en parte como una manera de cumplir con las regulaciones estadounidenses de ahorro de combustible. Además, están solicitando un mayor apoyo y la aprobación del combustible E-85, que está compuesto 85% de etanol y 15% de gasolina.




A pesar de que 1.5 millones de automóviles en Estados Unidos pueden funcionar con ese combustible, se puede encontrar solamente en 700 de las 165 mil gasolinerías. Toyota sugirió que una estrategia menos ambiciosa de mezclar solamente 10% a 15% de etanol en gasolina podría producir mayores ahorros, dado que los motores existentes no requerirán de muchos ajustes.



¿Qué pasara con los vehículos ecológicos en Chile?




Desde el próximo año se analizará más exhaustivamente el funcionamiento en las plantas autorizadas Esmog: nueva norma endurece revisión técnica a autos con convertidor catalítico. Sistema de medición simulará las condiciones reales en que circula un automóvil. 670.000 vehículos en el país poseen convertidor, pero no operan en forma óptima, según expertos. Los vehículos con convertidor catalítico deberán someterse a una revisión técnica más exigente desde el 2007, debido a una nueva norma que dictará el Ministerio de Transportes a mediados de este año. El subsecretario de Transportes, Danilo Núñez, afirmó que a través de un aparato portátil los fiscalizadores podrán conocer la calidad del convertidor catalítico, simulando las condiciones de un vehículo en movimiento. Un convertidor tiene una vida útil de 150 mil kilómetros. A partir de ello se recomienda cambiarlo.





La disposición ayudaría a aliviar el problema de la contaminación en la capital al endurecer la regulación de fuentes móviles. Sólo el sector de los vehículos livianos aportan el 27% del material particulado, el 27% del ozono y el 88% del monóxido de carbono en Santiago, según cifras contenidas en la auditoria realizada al Plan de Prevención y Descontaminación de la Región Metropolitana en 2005. En ese mismo estudio se recomienda realizar una fiscalización más exhaustiva de los convertidores de autos catalíticos nuevos y usados. Los aparatos que se usarán son capaces de medir los óxidos de nitrógeno, gases contaminantes que producen ozono troposférico, material peligroso para la salud.



El académico del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad Católica Héctor Jorquera, sostuvo que existen "unos 670.000 vehículos con convertidor que ya superaron los 120.000 kilómetros en el país, por lo que sus sistemas no funcionan. Se hace necesaria una revisión constante". Por otra parte, el intendente de la Región Metropolitana, Víctor Barrueto, afirmó ayer que rebajar el nivel de emisiones para que se decrete un episodio crítico, es una idea que aún está en evaluación.



Al parecer las revisiones técnicas en Chile quedaron obsoletas con una tecnología del pasado, esto se puedo comprobar con los nuevos buses del Transantiago el año 2005, donde debieron desconectar el sistema electrónico de estos buses para poder ser evaluados en Chile.



En este comentarios existe un aporte de La Tercera.




Pablo Ramírez Torrejón (AC)

miércoles, abril 19, 2006

Toyota usará etanol como combustible en 2008.

Toyota usará etanol como combustible en 2008. Comenzará vendiendo un vehículo de consumo flexible, que funciona con hasta 85% de etanol o con gasolina normal, ante el aumento en el interés por el etanol, un combustible fabricado con plantas como el maíz y la caña de azúcar.



Toyota planea vender vehículos que funcionan con etanol para el año 2008 en Estados Unidos, en lo que representa el esfuerzo más reciente del fabricante japonés por entrar en segmentos dominados por los fabricantes de Detroit, señaló un ejecutivo de la compañía. Comenzará vendiendo un vehículo de consumo flexible, que funciona con hasta 85% de etanol o con gasolina normal, ante el aumento en el interés por el etanol, un combustible fabricado con plantas como el maíz y la caña de azúcar.


El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, otorgó apoyo y subsidios al etanol como un modo de reducir la dependencia del país en las importaciones de petróleo, mientras que los fabricantes de automóviles en EU han recurrido al etanol como un medio poco costoso para ganar reputación de protectores del medio ambiente. Toyota se ha resistido a la tecnología debido a preocupaciones por el impacto de la alta corrosividad del etanol sobre los sellos de hule del motor. El nuevo vehículo incluirá partes anticorrosivas para cumplir con las regulaciones de EU.


La compañía japonesa es conocida por sus sistemas híbridos para ahorro de combustible, con su Prius de tres o cinco puertas como líder indiscutible del mercado. Sin embargo, está ansiosa por demostrar que no ha puesto todos sus huevos en la canasta híbrida. "Estamos estudiando todos los combustibles híbridos", anunció Toyota. "No seremos superados por la competencia", refirió.



El aumento del interés del consumidor por los vehículos híbridos el año pasado mostró señales de debilidad entre las dudas sobre si el ahorro adicional de combustible justifica el alto precio de compra. Un estudio realizado por CNW, una compañía de investigación de mercado con sede en Oregon, concluyó este mes que el costo de la energía utilizada para producir componentes de vehículos híbridos, especialmente su sistema eléctrico, era mucho mayor a la de los vehículos de gasolina.


Los fabricantes de vehículos aplicarán una serie de estrategias para mejorar el ahorro de combustible. La firma de investigación JD Power, estimó la semana pasada que la demanda global de vehículos a diesel y camiones ligeros se duplicará a 29 millones en 2015, de 15 millones el año pasado. General Motors y Ford defienden ampliamente los vehículos de "flexibles en el consumo de combustible", en parte como una manera de cumplir con las regulaciones estadounidenses de ahorro de combustible. Además, están solicitando un mayor apoyo y la aprobación del combustible E-85, que está compuesto 85% de etanol y 15% de gasolina.




A pesar de que 1.5 millones de automóviles en Estados Unidos pueden funcionar con ese combustible, se puede encontrar solamente en 700 de las 165 mil gasolinerías. Toyota sugirió que una estrategia menos ambiciosa de mezclar solamente 10% a 15% de etanol en gasolina podría producir mayores ahorros, dado que los motores existentes no requerirán de muchos ajustes.



Esto es un aporte de: Bernard Simon y James Mackintosh El Universal




Pablo Ramírez Torrejón (AC)

martes, abril 18, 2006

Un Arquitecto, El Metro y la Descontaminación de Santiago de Chile.


El desempeño profesional del Arqto. Parrochia en Chile se inscribe en la segunda mitad del período de 50 años que se desarrolla entre 1929 y 1979, durante el cual el Estado chileno llevó a cabo una labor fundamental en materia de planificación regional y urbana asociada a la industrialización del país con el consecuente proceso de urbanización y metropolización. El período citado, que fue abierto en materia de desarrollo urbano por las intervenciones del urbanista austriaco Karl. H. Brunner, fue cerrado por el urbanista Juan Parrochia quien proyectó y construyó el Metro de Santiago, su última gran obra en Chile, inaugurada en 1975.




El Arqto. Juan Parrochia de nacionalidad chilena, nació en Traiguén, Chile, el 1º de Abril de 1930, se tituló de Arquitecto en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile en 1953, y de Urbanista en la Universidad de San Lucas, Bélgica, en 1955. Actualmente es Consultor de las Naciones Unidas en Desarrollo Urbano y Profesor Titular en la Universidad de Chile.




Luego de su formación universitaria, participó en programas del Ministerio de la Reconstrucción y Urbanismo de Francia para los Grandes Conjuntos Habitacionales, (1953-54); realizó viajes de estudio a Europa, África, Asia, Australia, América del Norte y del Sur, y se perfeccionó en USA. (1963), Francia, Alemania e Italia (1968), México y Canadá (1969). Profundizó sus estudios en Transporte Urbano e Interurbano en el Departamento de Estado, USA., trabajando en Washington y San Francisco, y en Sistemas de Áreas Verdes en Milwaukee y San Juan de Puerto Rico. Llevó a cabo estudios en Transporte Metropolitano en la Dirección General de Metro de París, visitando todos los sistemas de Metro del mundo.




La preocupación por dotar a Santiago de un medio masivo de transporte surge en la segunda mitad del siglo XX, cuando la ciudad toma clara conciencia de su crecimiento geográfico y su densificación. Ante ello, la mirada se dirigió hacia otras grandes ciudades del mundo que experimentaron problemas similares y donde, antes que en Santiago, una de las soluciones más recurridas y aceptadas fue la de un transporte subterráneo.




Los primeros antecedentes del Metro se remontan al 28 de mayo de 1965, fecha de Creación de Proyectos Especiales de Equipamiento Metropolitano, cuyo objetivo fue buscar soluciones definitivas para determinados problemas. Asimismo, y para asesorar al gobierno en la búsqueda de soluciones a los problemas de transporte, ese mismo año se creó la Comisión Metropolitana de Tránsito Rápido de Santiago. En 1966 se recurrió a la experiencia extranjera, convocándose a una Propuesta Pública Internacional para abordar los estudios del sistema de transporte metropolitano para Santiago. El informe final con los antecedentes básicos para la selección de un Plan de Transporte Metropolitano para Santiago fue entregado en 1968, y el 24 de octubre de ese año el Presidente de la República, Eduardo Frei Montalva, firmó el decreto que dio vida a dicho plan. Esta fecha se considera emblemática, ya que marca el inicio de las actividades que llevaron a la construcción de la red de Metro.




Entre las variadas opciones que arrojó el estudio, la más importante fue la construcción de una red de Metro formada por 5 líneas - tres urbanas y dos suburbanas - con una extensión inicial de 60 kilómetros. Por decisión del gobierno, en 1969 se iniciaron los trabajos de ingeniería de la Línea 1 con las primeras excavaciones en el sector de la actual estación Las Rejas. Ese mismo año, en la Dirección de Planeamiento del Ministerio de Obras Públicas se creó la Oficina de Construcción del Metro de Santiago, y en 1974 se dio vida a la Dirección General de Metro, siempre integrada al MOP. El 12 de mayo de 1975 ingresó el primero de seis trenes al tramo inicial de la Línea 1, que corría entre las estaciones San Pablo y La Moneda, desarrollándose un período de marcha blanca que culminó el 15 de septiembre con la inauguración oficial del servicio. En 1977 se entregó la primera extensión, hasta estación Salvador, y en 1980 se completó su trazado actual hasta Escuela Militar.




En el ínter tanto, en marzo de 1978 fue inaugurado el primer tramo de la Línea 2 (Los Héroes - Franklin); en diciembre de ese mismo año se extendió hasta Lo Ovalle, y en 1987 completó su actual trazado hasta la estación Cal y Canto.




En agosto de 1991 el gobierno decidió ampliar la red mediante la construcción de la Línea 5, la que sería inaugurada en abril de 1997, y menos de un año después, en febrero de 1998, comenzaron los trabajos de extensión en 2,8 kilómetros desde estación Baquedano y en dirección al centro de Santiago. En marzo del 2000 fueron inauguradas las tres nuevas estaciones: Bellas Artes, Plaza de Armas y Santa Ana, haciendo conexión esta última con la Línea 2. El año 2000, el Presidente Ricardo Lagos Escobar anunció la ampliación de la actual red de Metro, con la construcción de las extensiones de las Líneas 5 y 2, y de la nueva Línea 4. El 31 de marzo de 2004 fue inaugurada la extensión Poniente de la Línea 5, con dos nuevas estaciones, Cumming y Quinta Normal. En tanto, las extensiones Norte y Sur de la Línea 2 fueron entregadas en septiembre y diciembre respectivamente. Respecto de la Línea 4, ésta será puesta en servicio por tramos entre 2005 y 2006. En relación a la segunda etapa de la Línea 2 Norte, ella entrará en operaciones entre éste y el próximo año.




Si es que existiera el modelo de ciudad automovilística, sin duda sería el referente que ha determinado las intervenciones urbanas en Santiago durante los últimos treinta años: aparte del caso relativamente aislado del ferrocarril subterráneo, son incontables los kilómetros entregados al tráfico vehicular. Las concesiones viales inauguran la formalización de un sistema de clases dentro del parque automotriz; un sistema que lamentablemente informará la manera en que entendemos y experimentamos la ciudad.





Palabras clave: Urbanismo, autopistas urbanas, transporte, segregación, sintaxis espacial, concesión vial, Santiago.




Introducción.



La ciudad de Santiago está sufriendo cambios radicales que transformarán profundamente su estructura urbana y, se espera, la convertirán en una capital de clase mundial(1). En este sentido, uno de los principales cambios impulsados por el Gobierno es el plan de modernización del sistema de transporte –tanto público como privado– a partir de la ejecución del Plan Transantiago y de la construcción de un sistema de autopistas al interior de la ciudad.




El Plan Transantiago, basado en extensiones al sistema de Metro, tarifa integrada, rediseño de vías y terminales, y la adquisición de modernos buses articulados que circularán por vías troncales, supone una inversión de más de US$ 2.300 millones entre los años 2004 y 2010(2). El sistema de autopistas urbanas, por su parte, involucra una inversión de cerca de US$ 1.800 millones y está constituido por seis autopistas de operación privada, con una extensión de 215 Km. aproximadamente. Desde su origen el sistema de autopistas ha sido sujeto de acaloradas polémicas, básicamente desde tres frentes. La primera, de índole económica, discute el generoso subsidio que el Estado estaría otorgando a las concesionarias de las autopistas para garantizar la rentabilidad del negocio(3). La segunda, desde la perspectiva de la ingeniería de transporte, cuestiona la efectividad de abordar el problema de la congestión vehicular a través de la construcción de autopistas(4). Y la tercera, de índole urbano-arquitectónica, objeta el efecto que estas infraestructuras tendrán sobre los barrios y lugares que atraviesan(5). Compartiendo las aprensiones mencionadas, en este artículo se postula que hay un efecto que puede ser aún más relevante, que no ha sido planteado ni menos estudiado: se trata de cambios estructurales en la ciudad que tendrán efecto en la forma como ésta se vive y percibe.




El sistema de autopistas propone un doble cruce de la ciudad –en sentido norte - sur con la Autopista Central y en sentido oriente - poniente con la Costanera Norte– complementado por el anillo de circunvalación Américo Vespucio que la rodea y conecta con autopistas interurbanas hacia el resto del país (Fig. 1). La idea de este sistema de conexión no es nueva, y de hecho se asemeja fuertemente al plan de corredores fundamentales propuesto por Parrochia como parte del PRIS(6) de 1960 (Parrochia, 1979) y que orientaron numerosas intervenciones –calles nuevas, rotondas, pasos sobre nivel– realizadas entre 1950 y 1975 en Santiago.




Lo que sí es nuevo, es que en este caso se pagará directa y detalladamente cada vez que se use la infraestructura. Esto tiene varias e importantes implicancias que son motivo de preocupación. Primero, podría aumentar la segregación social, ya no sólo manifiesta en barrios con desigual equipamiento y servicios, sino que ahora también en dos sistemas viales que correrían paralelamente. Segundo, preocupa que este sistema circulatorio de primera no sólo cercene la ciudad, sino que también genere un sistema de circulación de una punta a otra de ella sin vinculación con los barrios que atraviesa, acentuando la segregación social. Tercero, preocupa que la trama de calles sin pago pierda continuidad e integración con la ciudad global, especialmente considerando que algunas de las calles más expeditas e integradoras de la actualidad pasarán a ser parte de la red concesionada (por ejemplo, la Avda. Kennedy).




La infraestructura vial en la ciudad.



La red de calles cumple una función vital en las ciudades, como posibilitadora del intercambio de bienes y servicios, como lugar de encuentro, y al fin de cuentas como requisito ineludible para el desarrollo de una sociedad urbana. Cerdá, refiriéndose a la naciente disciplina del urbanismo, sostiene que “…sus elementos constitutivos son los albergues, su objeto la reciprocidad de los servicios y sus medios las vías comunes, es decir, de común aprovechamiento” (Soria y Puig, 1996), lo que dejaría plasmado en el célebre ensanche de Barcelona realizado a principios del siglo XIX. En esa misma época, el Barón Haussmann interviene París a través de la incorporación de grandes avenidas y bulevares que estructuran la ciudad hasta el día de hoy.




Más recientemente, urbanistas como Panerai y De Solá Morales –entre otros– destacan la importancia de los trazados viales como herramienta de intervención en el proyecto urbano, así como portadores de la memoria de la ciudad (Panerai, 1983; De Solá Morales, 1997). Por su parte, autores como Allen, Koolhaas y Mau destacan los efectos catalizadores de la vialidad sobre el desarrollo urbano (Koolhaas y Mau, 1995). Allen por ejemplo considera que las obras de infraestructura vial crean “sistemas de continuidad” que organizan complejos patrones de movimiento e intercambio, pasando a crear “ecologías artificiales”, en el sentido de incentivar profundos cambios de estado sobre la ciudad existente, los que a su vez modifican y generan nueva infraestructura (Allen,1999).




En el caso de Santiago, Vicuña Mackenna trajo consigo las ideas de los célebres primeros urbanistas desde Europa, dejando su huella en la estructura vial de la ciudad hasta hoy. Además, en la línea de intervenciones significativas de la trama urbana, también es importante recalcar el rol de los pasajes y galerías que, amparados en el Plan Brunner, penetraron manzanas del centro fundacional a inicios del siglo XX. Con esto se logró multiplicar el perímetro comercial del sector y contribuir notablemente al dinamismo del centro de Santiago. Más recientemente, el urbanista Germán Bannen ha utilizado una estrategia similar para mantener el dinamismo del centro de la comuna de Providencia.




Por último interesa mencionar aquí el marco conceptual y metodológico de la Sintaxis Espacial(7) desarrollado en la Universidad de Londres desde hace más de veinte años, que ha probado ser una eficiente herramienta de análisis urbano estratégico. Desde esta perspectiva, se postula que la principal contribución que hace la arquitectura a la sociedad es precisamente la construcción de la malla urbana de calles y espacios públicos, ya que su configuración tiene efectos determinantes en los flujos de movimiento, y por ende en el encuentro y co-presencia de los habitantes (Hillier y Hanson, 1984). Ello porque las calles por las que se pasa en el transcurso de cualquier viaje tenderán a ser aquellas que proveen las rutas más directas a través de la red. Así, se plantea que la malla urbana puede llegar a influir en todo tipo de fenómenos sociales, desde el éxito del comercio local al desarrollo de redes de apoyo entre residentes, niveles de criminalidad, o a la disposición de los residentes a invertir en su vivienda y en su barrio (Hillier, 1996).




La sintaxis espacial tiene la ventaja de ofrecer un método riguroso y cuantificable de modelación de la malla urbana que permite analizar y comparar distintas estructuras entre sí, o examinar el efecto de posibles intervenciones. El enfoque involucra la representación de la malla de calles y espacios públicos con el mínimo de líneas rectas (o axiales), que cubran todo el espacio recorrible. Esta red se analiza computacionalmente considerando cada línea como un nodo de un grafo y calculando la complejidad de los viajes desde cada línea a todo el resto del sistema. De esta forma se generan valores de accesibilidad, que han demostrado ser buenos predictores de los flujos y movimientos de vehículos y personas en la red.




Para estudiar el efecto que tendrá la incorporación del sistema de autopistas concesionadas sobre la ciudad de Santiago, se construyeron modelos computacionales de la estructura del espacio público antes y después de la incorporación de la Autopista Central y la Costanera Norte. Además, en este segundo tiempo se analizó separadamente la estructura del modelo con todo el sistema de calles y autopistas, y excluyendo las autopistas de pago. De esta forma se tiene tres situaciones a comparar: la de la ciudad antes del nuevo sistema de autopistas, la ciudad con el sistema de autopistas incorporado y el sistema urbano con que contarán quienes no usen el sistema de autopistas.




Análisis de la estructura urbana de Santiago.




Para el análisis se consideraron tres medidas clave del análisis sintáctico: integración global, que se refiere a la accesibilidad de un espacio con respecto a todos los demás del sistema; integración local, también referida a la accesibilidad, pero sólo considerando un radio de tres ejes desde cada espacio; y sinergia, que se refiere a la correlación entre las dos mediciones anteriores. Así, a grandes rasgos, la integración global da cuenta de la estructura de la ciudad, la integración local se interesa en el contexto más inmediato –el barrio– y la sinergia describe el grado de convergencia entre ambas escalas, ilustrando el grado de aprehensión que se tiene de la estructura global de la ciudad a partir de la estructura del barrio.




La comparación de estas mediciones en las tres situaciones examinadas –antes de las autopistas, con las autopistas y para quienes no usan las autopistas– muestra los cambios generados por el sistema de nueva infraestructura pagada en la estructura y percepción de la ciudad. Como se puede apreciar, en el gráfico de barras en la Fig. 2, la construcción de las dos autopistas tiene efectos contradictorios en la ciudad: por un lado disminuye la integración global y por el otro aumenta la integración local.





Lo primero refleja el efecto de cercenamiento que producen las autopistas en la ciudad,
y lo segundo responde a la construcción de nuevas conexiones y puentes a ambos lados de éstas (tanto sobre el río Mapocho como sobre la antigua vía Norte-Sur), que refuerzan la coherencia interna de algunos barrios. No obstante, el mayor cambio es la disminución de la sinergia, que se puede entender como una suerte de polarización de los distintos tipos de vías, que comienzan a operar ya sea sólo globalmente (llevando autos rápidamente de un lugar a otro como lo haría una red de metro), o bien sólo localmente sin relación con la ciudad más allá del barrio.




La tercera situación, denominada sin TAG en el gráfico, muestra los valores sintácticos de la ciudad gratuita de los próximos años. Como se aprecia, su integración global se resiente fuertemente, reflejando una pérdida para quienes no puedan o no deseen pagar, mientras que la integración local se mantiene en los niveles previos a la construcción de las autopistas. Por su parte, la sinergia de este sistema, la ciudad gratuita, es mejor que la sinergia de la ciudad con autopistas (ya que no se están considerando las vías desconectadas de su contexto como son las autopistas) pero es inferior a la sinergia de la ciudad antes de su construcción.




Además del ejercicio a nivel de Santiago, se modeló el sector oriente de la capital como un sistema socio - espacial independiente del resto de la ciudad, demostrando un empeoramiento aún mayor para la situación de los sin TAG, especialmente en cuanto a la sinergia. Para entender las implicancias de este fenómeno, en la Fig. 3 se muestra el 10% de las calles más integradas local y globalmente del sector oriente en la situación actual y en la sin TAG. Es posible observar que tanto la estructura global como la local pierden alcance en la superficie del sector, dejando amplias áreas sin calles integradas; además, se constata que las estructuras global y local tienden a dejar de coincidir y por ende de retroalimentarse.




Conclusiones.



A pesar que la agenda urbana gubernamental considera a las autopistas urbanas pagadas como modernizaciones que incrementarán la conectividad de la ciudad, el análisis indica que éstas podrían intensificar la segregación socio-espacial santiaguina. Su construcción no sólo cercena la ciudad, sino que promueve el no-contacto entre barrios y dificulta la inteligibilidad de la malla general. En efecto, los ejercicios realizados sugieren que las personas que circulen por el sistema de autopistas concesionadas perderán contacto con los barrios que atraviesen, mientras los que circulen por el sistema sin pago perderán conectividad con la ciudad global.





Esto tiene fuertes implicancias en el potencial campo de encuentro e intercambio social: por un lado, da la posibilidad de habitar una ciudad sin conocer ni pasar por otros barrios, y por el otro desincentiva los viajes no-obligados a través de la estructura global (ya sea por el pago de peaje o por las dificultades de conectividad global para los que no paguen). En todos los casos se está debilitando la idea de la ciudad como espacio social y se está favoreciendo la reclusión de los habitantes en barrios ya socialmente estratificados.




Lo anterior se contrapone con la tradición de intervenciones urbanas sobre el espacio vial de Santiago (Vicuña Mackenna, Karl Brunner, Juan Parrochia, Germán Bannen), cuyo espíritu fue integrar a la totalidad de la población. Parece ser que, a casi 150 años de la edición de la Teoría general de la urbanización de Ildefonso Cerdá, su idea de la calle como espacio dual, que aúna la necesidad de conectividad con la idea de intercambio social, está cada día más lejos de ser alcanzada en este Santiago del Nuevo Extremo.




Notas.


1. De acuerdo al documento Plan de infraestructura para la ciudad de Santiago, elaborado por el MOPTT, junio de 2003,
http://www.moptt.cl/documentos/infraestructurasantiago.pdf.
2. Para más detalles ver: http://www.transantiago.cl/.
3. Ver por ejemplo la introducción del libro Muévete por tu ciudad: una propuesta ciudadana de transporte con equidad. LOM Editores, Santiago, 2003.
4. Ver por ejemplo la discusión en el dossier “Cuando Santiago se mueva”, Revista Universitaria 78, pp. 34-77, 2002.
5. Ejemplo de esto son las numerosas cartas de Christian De Groote, Premio Nacional de Arquitectura, al diario El Mercurio.
6. Plan Regulador Ínter comunal de Santiago.
7. Para más información ver http://www.spacesyntax.com/.



Aportes:

Margarita Greene*, Rodrigo Mora**
* Profesora adjunta, Escuela de Arquitectura, Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile.
** Académico, Departamento de Arquitectura, Universidad Técnica Federico Santa María, Valparaíso, Chile.




Pablo Ramírez Torrejón (AC).

domingo, abril 16, 2006

Transantiago debe ser parte de la calidad de sus habitantes.


Es justificable que la ciudadanía se sienta desencantada con el plan. Existen atrasos en infraestructura, tecnología y permanecen los mismos vicios que se pretendía erradicar. Que Santiago cuente con un sistema de transporte público de buses urbanos moderno, eficiente y a la altura de la capital de un país que quiere dar saltos cualitativos hacia el desarrollo es una materia pendiente que está teniendo altísimos costos en la calidad de vida de los habitantes de esa ciudad. Ya a comienzos de los 90, las autoridades intentaron, aunque sin éxito, materializar distintos cambios a esa estructura, una de las principales falencias de la ciudad y la misma que hoy, con el deficiente avance en la implementación del Plan Transantiago, vuelve a ser causa de una renovada y fuerte preocupación.




El gobierno del ex Presidente Ricardo Lagos anunció el Transantiago, uno de sus planes más ambiciosos, con el objetivo de que se convirtiera en el eje articulador de la modernización del transporte urbano. Una iniciativa, se dijo en un principio, que estaría en marcha en todas sus dimensiones antes de concluir su gestión, en marzo pasado. Sin embargo, iniciado ya un nuevo gobierno, es indudable que aún falta mucho para que se concrete aquello que en un principio se prometió, vale decir, un sistema que le cambiaría radicalmente la cara al transporte público de una ciudad que concentra a casi el 40% de la población de Chile.




En efecto, la implementación del Transantiago ha estado lejos de ser el proceso expedito que se anunció; tanto, que en la actualidad está en vilo producto de importantes falencias centradas en tres planos. Uno, la falta de incorporación tecnológica en los mecanismos de cobro. Dos, los graves atrasos en materia de infraestructura vial, ya que en muchos casos ni siquiera se han iniciado las obras para crear los llamados "ejes troncales", así como demoras en la construcción de otras instalaciones. Y tres, las carencias en la entrega de información a los usuarios en asuntos como los cambios en la malla de recorridos. En junio próximo debiera comenzar a operar la modalidad de pago con tarjeta multivía (con la que se podrá pagar el Metro y el bus), lo que significará dejar de cancelar con efectivo. Esta situación, que debiera ser motivo de satisfacción, genera, sin embargo, aprensión respecto de su viabilidad, ya que de los cinco mil buses que debieran circular en esa fecha, ninguno cuenta con la tecnología adecuada. La implementación de nuevos cobradores puede significar, en estas circunstancias, el retraso del proyecto e importantes pérdidas económicas.




Si el Transantiago no está implementado en octubre, el Estado deberá pagar millonarias indemnizaciones a las empresas que se adjudicaron la licitación. Sería lamentable que se llegar a eso, sobre todo porque las autoridades, desde la génesis del proyecto, han tenido más de tres años para dar forma y ejecutar el plan, que originalmente estaba previsto que empezara a ser implementado en mayo de 2004. Para no atrasarlo más se decidió comenzarlo a dos meses de las elecciones presidenciales, lo que para muchos fue más bien un paso con fines electorales. Hoy, en todo caso, parece estar confirmándose que fue una decisión apresurada. Es justificable que la ciudadanía se sienta desencantada. Y es que permanecen los mismos vicios que se prendía erradicar.




Los operadores continúan con la tradicional guerra por captar pasajeros y los choferes de las nuevas empresas han reclamado la carencia de condiciones para trabajar; incluso, la implementación de bonos de producción, algo homologable al antiguo sistema de corte de boletos. La situación más grave parece estar en el retraso de la infraestructura vial. Una señal de aquello es que sólo esta semana se entregó la licitación para iniciar los trabajos en el troncal de Avenida Santa Rosa, que debe integrar vías segregadas. Según varios expertos, los trabajos demorarán al menos un año y medio. Además, hay problemas por falta de fiscalización de buses piratas, clonación de recorridos o falsificación de boletos. Todas las situaciones son solucionables, pero faltan seis meses para que se cumpla el plazo y no se conoce cuál será el impacto que tendrá el plan. Sólo se sabe que de vez en cuando algunos microbuses salen y son cambiados por máquinas más modernas.




Esto es un aporte de: LaTercera / Opinión




Pablo Ramírez Torrejón (AC)
Arturito
RelojesWeb.com

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