sábado, abril 01, 2006

La Educación Vial de la Mano de la Revisión Técnica de tu Coche..



La inmensa mayoría de los ciudadanos consideramos ‘normales’ por su abundancia los pequeños accidentes de circulación que se producen en todas las ciudades. Esta sensación, sin embargo, se convierte en indignación cuando las infracciones de peatones y conductores se traducen en atropellos. Son demasiadas las personas que año tras año pierden la vida en las calles y plazas de nuestras ciudades. Santiago no es menos pero las dramáticas experiencias vividas en los últimos tiempos no han concienciado a ninguno de los implicados en el buen desarrollo de la vialidad en la ciudad. Conductores y peatones continúan infringiendo a diario esas normas básicas necesarias y suficientes para que el número de accidentes se redujera drásticamente.




Las medidas preventivas han ido sumándose año tras año por los diversos ‘puntos negros’ existentes en la ciudad pero tampoco han surtido el efecto deseado. Bandas sonoras en la calzada, la regulación semafórica de los cruces más conflictivos o la impermeabilización de medianas no han sido efectivos a la hora de reducir la siniestralidad o, por lo menos, no en el porcentaje deseable.




La educación en materia vial, al igual que en el resto de los aspectos de la vida, habría de ser la solución definitiva a este problema pero la sociedad no puede permitirse el lujo de esperar el tiempo necesario cuando año tras año se producen víctimas mortales. Y es que ese deseo de corregir a través de la educación no es utópico pero si lo es que puede convertirse en una solución a corto plazo. Las Municipalidades de Chile deberían tener las instalaciones de los dispositivos encargados de controlar y sancionar a los infractores, para controlar el exceso de velocidad y a los conductores que no respetan los semáforos.



El argumento de la aplicación paulatina de la norma o de la necesidad de insistir en la educación vial de los conductores será esgrimido como armas contra esta nueva medida.




La adecuación a los nuevos sistemas no puede ser traumática pero no por ello debe dejar de ser efectiva y es que en Chile a llegado a tener un precio demasiado muy alto en la ciudadanía, tanto en lo material como en vidas humanas y todo su entorno llegando el año 2005 el país a tener un costo de 450 $ millones de dólares de perdida para el país y a esto hay que sumar 6000 mil personas invalidad, mas 1800 personas fallecidas, si estas cifras las transformamos en familias llegamos a tener un orden de 7.800 familias afectadas directamente en todo sentido por los accidentes de transito y las familias afectadas indirectamente en todo el país llega a 23.500 núcleos familiares, es decir por el solo hecho de accidente viales se ven afectados 70 mil personas y las cifras año a año siguen subiendo debemos poner atajo seriamente a este flagelo y empezar a tomar conciencia de respetar todas las normas de seguridad vial y que el conducir se transforme en un agrado y no en accidente fatal sea cual sea su magnitud.





Uno de cada seis vehículos no aprueba la primera revisión Técnica. Luces, ejes, ruedas, suspensión y frenos acapararon la mayoría de las anomalías detectadas en 2005. Uno de cada seis vehículos que acudieron en 2005 a alguna planta de revisión técnica no logró pasar el examen técnico en la primera revisión, según se desprende del balance anual de la Inspecciones Técnica de Vehículos.




El área de alumbrado y señalización acaparó el mayor número de problemas, un 35,6%, seguido del grupo de ejes, ruedas, neumáticos y suspensión, con una incidencia del 16,2% del total. A continuación se situaron los apartados de bastidor, motor y transmisión, con un 14,7% de las anomalías, y el de frenos, con un 13,9%.






Pablo Ramírez Torrejón (PD).

viernes, marzo 31, 2006

Tránsito y Conducción segura en Chile y Enlaces y de Interés.




Conducción.

Las licencias de países extranjeros generalmente son aceptadas por las empresas de arriendo de autos y por los controles policiales, sin embargo para efectos legales es necesario una licencia de conducir internacional otorgada por el país de origen, a excepción de los argentinos que pueden conducir con su licencia de conducir nacional.

Siempre debe portar la licencia de conducir y permiso de circulación del vehículo pues son frecuentes los controles policiales en especial en las carreteras y afueras de las ciudades.


El cinturón de seguridad es obligatorio en Chile, tanto para los pasajeros de adelante como para los de atrás.

Se prohíbe el uso de teléfonos celulares, personal estéreos y fumar mientras se está conduciendo un vehículo.


En caso de consulta de calles dentro de una ciudad o en carreteras los carabineros siempre están dispuestos a brindar información.

La velocidad máxima para manejar en las carreteras es de 120 Km./por hora en las vías que estén permitidas y 50 Km. en la ciudad.


En Chile se conduce a por la derecha.


Restricción Vehicular en Santiago.


En la ciudad de Santiago de Chile se aplica restricción vehicular, dado esto, circular sin respetar los dígitos le puede ocasionar multas según la ley del tránsito del país.


Según las leyes chilenas de tránsito:

Infracciones o contravenciones gravísimas.

Conducir un vehículo bajo la influencia del alcohol, estupefacientes o sustancias psicotrópicas.

No respetar la luz roja del semáforo, la señal "PARE" o la señal "CEDA EL PASO", siempre que en este último caso la infracción haya originado un accidente de tránsito.

Conducir sin haber obtenido la respectiva licencia.

Portar dispositivos especiales propios de los vehículos de emergencia: ambulancias, radiopatrullas, etc.

Toda infracción que el juez determine como causa principal de un accidente de tránsito que origine daños o lesiones leves.


Infracciones o contravenciones graves.

Conducir en condiciones físicas o psíquicas deficientes.

Conducir con una licencia distinta a la que le corresponde respecto al tipo de vehículo que maneja.

Adelantar a otro vehículo por la berma, en curvas, puentes, túneles, pasos a nivel y cruces no regulados o al aproximarse a la cima de una cuesta.

Entregar, como dueño, el vehículo para que otra persona lo conduzca sin tener los requisitos necesarios: edad, licencia, condición física o psicológica, entre otras.

Conducir sin la placa patente correspondiente.

Desobedecer las señales u órdenes de tránsito de un carabinero.

No respetar los signos o demás señales que rigen el tránsito público.


No conducir a velocidad reducida al aproximarse y cruzar una intersección de calles o caminos, al aproximarse a una cuesta o en ésta.

Conducir contra el sentido del tránsito.

No conducir dentro de la pista de circulación demarcada o cambiar sorpresivamente de pista obstruyendo la circulación de otros vehículos.

Conducir por la izquierda del eje de la calzada en una vía que tenga tránsito en ambos sentidos, ocupando el todo o parte del ancho de dicha calzada.


No respetar el derecho preferente de paso de un peatón o de otro conductor.

Virar en lugares no permitidos.

Conducir un vehículo con sus sistemas de dirección o de frenos en condiciones deficientes.

Conducir sin luces en las horas y circunstancias que lo exige la ley.

Conducir un vehículo con uno o más neumáticos en mal estado.

No bajar la luz en carretera al enfrentar o acercarse por detrás a otro vehículo.

Conducir un vehículo infringiendo las normas sobre contaminación ambiental.

No detener el vehículo antes de cruzar la línea férrea.

Efectuar servicio público de pasajeros con vehículos rechazados en las revisiones de reglamento.

Conducir un taxi sin taxímetro debiendo llevarlo, tenerlo sin el sello de la autoridad o acondicionado de modo que no marque la tarifa reglamentaria.

Proveer de combustible a los vehículos de locomoción colectiva con pasajeros en su interior.

No portar el certificado vigente de seguro obligatorio de accidentes causados por vehículos motorizados.


Infracciones menos graves

Estacionar o detener un vehículo en lugares prohibidos.

Conducir haciendo uso indebido de las luces.

No realizar las señales debidas antes de virar.

Conducir un vehículo sin silenciador o con éste o el tubo de escape en malas condiciones, o con un tubo antirreglamentario.

Negarse, los conductores de locomoción colectiva, a transportar escolares.

Mantener abiertas las puertas de un vehículo de locomoción colectiva, mientras se encuentra en movimiento; llevar pasajeros en las pisaderas o no detenerse junto a la acera al tomar o dejar pasajeros.

Deteriorar o alterar cualquier señal de tránsito.

Transitar como peatón por la calzada de su derecha en los caminos o cruzar cualquiera vía o calle fuera del paso para peatones.


Enlaces y de Interés.

Revise la calidad del aire en Santiago de Chile

Vea el estado de las carreteras en Chile

Vea información sobre los pasos fronterizos de Chile

http://www.mapasdechile.com/

http://maper1.mapcity.com/index.php

http://www.copec.cl/_temporal/111/www/jakarta-tomcat/webapps/ROOT/html/Comunidad/Mapas/index_197.html

http://www.planos.cl/

http://www.sernatur.cl/

http://www.viajeros.com/

http://www.riosysenderos.com/

http://www.emol.com/modulos/multas_permisos/index.html


Espero que se del agrado de todos los conductores y si alguno tiene un aporte entretenido y hacer mas llevadero el conducir tu vehículo, favor realiza tu buen aporte. Después vendrá preparar tu vehículo para enfrentar el invierno y no tener percances cuando el clima no favorece a una buena conducción expedita.



Pablo Ramírez Torrejón (PD)

jueves, marzo 30, 2006

Si fumas, no conduzcas la gran mayoría estuvo a punto de tener un accidente por fumar.


La nueva campaña de Tráfico insiste en el riesgo de los cigarros en el coche tras revelar que el 25% de los adictos pudo tener un accidente.



No bebas, no hables por el móvil y, ahora, tampoco fumes si vas al volante. El 25 por ciento de los fumadores con permiso de conducir entrevistados por el Observatorio de la Seguridad Vial admite que al menos una vez ha estado a punto de tener un accidente por fumar mientras circulaba. El hecho de estar pendiente de la ceniza o de encender el pitillo puede resultar mortal. Por este motivo, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha optado por el eslogan «No fumes conduciendo» para la nueva campaña de sensibilización que se pondrá en marcha a partir del próximo sábado. Eso sí, los que no puedan evitar tragar el humo durante su viaje no serán multados. «Se trata simplemente de una recomendación, de un consejo, de una buena práctica», resumió ayer el director general de Tráfico, Pere Navarro, quien también aseguró que «no se va a prohibir fumar mientras se conduce», porque, dijo, «ya está bien de prohibiciones».




La campaña, que finalizará el 15 de abril, se inscribe dentro de los esfuerzos que realiza la Dirección General de Tráfico para la concienciación de los conductores ante el riesgo que suponen las distracciones, que en 2004 incidieron en el 39 por ciento de los accidentes con víctimas. Navarro insistió en que «encender el pitillo no supondrá multas, ni pérdida de puntos (en el futuro carné)» y además afirmó que «no gusta la imagen de la Guardia Civil persiguiendo a los fumadores». No obstante, el director general de Tráfico recordó que «todo es una recomendación» excepto tirar la colilla por la ventanilla, que, según señaló, está prohibido y es una infracción grave que conlleva una sanción de entre 91 y 300 euros y quitará cuatro puntos del nuevo carné.




A pesar de que Automovilistas Europeos Asociados valoró positivamente la iniciativa y de que el pasado mes de febrero una encuesta realizada por el Observatorio de la Seguridad Vial reflejó que el 77 por ciento de los fumadores estaría de acuerdo con prohibir este hábito mientras se conduce, la campaña no deja a todo el mundo contento.




Mientras el director de Seguridad Vial del Real Automóvil Club de España (RACE), Tomás Santa Cecilia, la valoró de «desproporcionada», el Comisariado Europeo del Automóvil (CEA) llegó a acusar a la DGT de guiarse por «intereses políticos». Fuentes de CEA indicaron que no consideran apropiado que se incida sólo en el tabaco cuando hay otras causas, como «el uso de GPS o manos libres que son motivos de distracción más graves y habituales». Por su parte, el Club de Fumadores por la Tolerancia mostró su comprensión «siempre que no sea un primer paso para entrar en nuevas prohibiciones».




Víctimas mortales. En la presentación de la campaña, Navarro admitió que la DGT, los organizadores y el Ayuntamiento de Jerez de la Frontera «fallaron» en el dispositivo de seguridad que se puso en marcha el pasado fin de semana en la localidad gaditana con ocasión del Gran Premio de Motociclismo donde fallecieron siete personas. A pesar de recordar que el dispositivo de la DGT incluía 300 guardias civiles y cuatro helicópteros, Navarro afirmó que esto «obliga a replantearlo, a hacer esfuerzos en la planificación y en la organización» porque, según dijo, «no puede ser que cada vez que haya un campeonato vaya acompañado con un balance de víctimas». «Hemos de revisar cómo, qué y todo lo que hay alrededor de la prueba para evitar que vuelva a ocurrir», apuntó.




Esto es un informe vertido por director general de Tráfico, Pere Navarro a F. Martínez en http://www.larazon.es/noticias/noti_soc20780.htm




Pablo Ramírez Torrejón (PD).

martes, marzo 28, 2006

Generar cambios en la estructura modal del transporte urbano, que aseguren una mayor eficiencia funcional y ambiental de las ciudades.

Definir y divulgar criterios de sustentabilidad que permitan fundamentar y orientar la planeación, el funcionamiento y la regulación de los procesos del desarrollo urbano.



Crear mecanismos de integración entre la política ambiental y las políticas de desarrollo urbano, mediante instrumentos que vinculen a la estructura espacial/territorial de las ciudades y a sus procesos sectoriales (especialmente el transporte) y funcionales con los criterios de sustentabilidad.



Propiciar el uso racional de los recursos comunes ambientales más importantes de las ciudades.



Crear un marco regulatorio y de incentivos que fomente permanentemente la innovación y el cambio tecnológico en los procesos urbanos, de servicios y de transporte, mejorando su eficiencia energética y calidad ambiental.



Generar cambios en la estructura modal del transporte urbano, que aseguren una mayor eficiencia funcional y ambiental de las ciudades.



El acelerado proceso de urbanización del país plantea algunos de los retos más importantes para la sociedad y el gobierno. Entre ellos destacan complejos problemas ambientales como la contaminación atmosférica y del agua, y la proliferación de desechos sólidos y peligrosos, así como la invasión y deterioro de áreas de conservación ecológica y de recarga de acuíferos; problemas que tienen creciente importancia en las ciudades medias del país, y que se exacerban en las grandes ciudades y zonas metropolitanas. Para enfrentarlos adecuada y eficazmente, es necesario repensar y renovar el marco conceptual que nutre y sostiene a las políticas públicas correspondientes.



Se precisa, por tanto, de nuevas definiciones que no sólo busquen las causas inmediatas de los problemas ambientales de las ciudades del país, sino que vaya más allá en la identificación, tanto de los elementos como de los mecanismos que estructuran y operan los complejos sistemas urbanos. De principio, se necesita incluso de un nuevo marco conceptual cuyo lenguaje sea más rico y más integrado en sus ideas, con mayor capacidad de comunicación, de movilización de intereses y mucho más cercano a las realidades que configuran los retos ambientales de nuestras ciudades, especialmente de las grandes áreas metropolitanas, integrando al fenómeno urbano con las disciplinas ambientales: el desarrollo urbano sustentable.



La integración de un nuevo marco de políticas requiere del concurso de conceptos provenientes de muy diversas especialidades, entre las que destacan las ciencias ambientales y la economía. El debate público de los ejercicios analíticos que de ahí se desprendan, permitirá ir configurando el tipo de desarrollo urbano sustentable más adecuado para las ciudades del país, mismo que, sin duda, habrá de perfilarse como una idea de gran poder de convocatoria ciudadana, al compatibilizar la vitalidad económica y social de la urbe con su viabilidad ambiental de largo plazo, con base en el mantenimiento de equilibrios biofísicos fundamentales. En este sentido, la planeación del desarrollo urbano no podrá soslayar en adelante los costos sociales, económicos y ambientales producidos por los esquemas actuales de urbanización, en los que muchas de las ventajas ofrecidas por las economías de escala y de aglomeración han sido anuladas por los efectos de un crecimiento distorsionado.



El espacio urbano no es ni ambiental ni económicamente neutro: el acelerado proceso de urbanización genera continuas modificaciones en la distribución espacial de las actividades productivas y de consumo, así como en los estilos de vida y, por lo tanto, en las preferencias sociales de las comunidades urbanas. Aún más, dicho proceso es un fenómeno multidimensional que ubica al problema de la sustentabilidad dentro de un contexto que rebasa los contornos geográficos de la ciudad: ésta mantiene intercambios de personas, materiales, energéticos y de información que le permiten echar mano de recursos localizados fuera de sus fronteras geográficas y abastecerse de servicios ambientales adicionales a los que sus propios sistemas biofísicos podrían aportar; en este proceso, también, las demandas urbanas inducen tendencias productivas en áreas rurales relativamente lejanas, que deben tomarse en cuenta. Por eso, discutir la sustentabilidad de la ciudad sólo tiene sentido si se piensa en un balance de región, esto es, en un ámbito territorial, ecológico, económico y social que trasciende las delimitaciones físicas de las manchas urbanas.



La ciudad puede verse de muchas maneras, sin embargo, para avanzar en la idea de un desarrollo urbano sustentable, es útil recurrir a algunas interpretaciones que apuntan en el sentido requerido, y que la definen como:


Una concentración de actividades humanas que permite aprovechar economías de aglomeración, generar economías de escala y desarrollar ventajas competitivas.

Un sistema de bienes públicos (como lo son una buena calidad del aire y del agua), cuya creación y nuevas modalidades de gestión sientan sus bases institucionales.

Un denso tejido de externalidades (positivas y negativas) donde prácticamente cada acción privada tiene consecuencias sobre el bienestar general y donde las iniciativas y proyectos públicos muchas veces se mueven en una ruta conflictiva con intereses privados bien establecidos.


Estas interpretaciones sugieren, de entrada, que el mercado es inherente a las ciudades pues en ellas se nutren y se sustentan una enorme cantidad de demandas, de ofertas y de transacciones de bienes, servicios e información en donde participan individuos, entidades públicas y empresas. La actividad intensa en un enorme número de mercados es un rasgo sobresaliente de la ciudad; éstos ofrecen opciones y dan a los ciudadanos mayores posibilidades de elección, son tremendamente diversos y tan extensos que incluso la trascienden, desplegándose mucho más allá de sus límites físicos y de las fronteras nacionales. En los mercados inherentes a la ciudad radican sus distintivas capacidades de innovación, adaptación y pluralismo.



La organización espacial de las ciudades surge de las formas en que la actividad cotidiana de los individuos se coordina e interactúa con la actividad de las empresas y las entidades públicas; esa organización espacial territorial explica buena parte de sus potencialidades, pero también de sus problemas. Los mercados en la ciudad tienen una expresión territorial muy claramente definida, lo que determina el orden y la organización física de la estructura urbana; estas formas físicas/territoriales moldean los patrones de convivencia, consumo, demanda de energía y uso de los recursos comunes ambientales; de ello dependen, finalmente, las condiciones para asegurar la sustentabilidad de la ciudad a través de una política ambiental urbana eficaz e integradora. La estructura espacial/territorial de la ciudad constituye un aspecto crucial de la comprensión de las relaciones intersectoriales entre la industria, los servicios, la vivienda, el transporte de personas y mercancías, y entre todas ellas y el medio ambiente.



Destaca por eso la necesidad de comprender a fondo el orden espacial de la ciudad, plasmado en los usos del suelo, y de interpretar correctamente las formas urbanas de las cuales dependen los patrones de convivencia cotidiana y las relaciones intersectoriales entre un vasto abanico de actividades y conductas. Sin ello se pierden de vista las rutas para una política ambiental eficiente que asegure un desarrollo urbano sustentable. Es importante subrayarlo: la política ambiental debe ser expresada a través de la política urbana y operada a través de la dinámica espacial territorial de la ciudad, haciendo que confluyan eficientemente mercados, consumidores, productores, vecinos y sistemas de información. Además, se necesita incorporar la idea de que la sustentabilidad del desarrollo urbano depende de una gestión correcta de los recursos comunes ambientales los cuales están representados, entre otros, por la cuenca atmosférica de las ciudades, la cuencas hidrológicas que las abastecen, y por los recursos territoriales que ofrecen servicios de localización espacial, de recarga de acuíferos, de reserva ecológica y territorial, de recreación y de conservación de recursos naturales.



Se sugiere que el deterioro ambiental urbano se debe a la sobreexplotación o sobrecarga de los recursos comunes ambientales de la ciudad. Bajo una óptica de sustentabilidad, estos recursos requieren ser manejados de tal manera que no se transgredan sistemáticamente ciertos umbrales críticos, después de los cuales se generan costos sociales ambientales excesivos. En este sentido, los umbrales no necesariamente representan límites absolutos de los costos sociales ambientales, sino saltos o puntos de inflexión significativos, dado un cierto estado de la tecnología existente, un conjunto de indicadores relevantes y un sistema de preferencias sociales.



Ahora bien, y como ha de reiterarse, en el esclarecimiento de costos para la asunción de responsabilidades privadas y públicas la información es un pre requisito inescapable. La información ambiental debe nutrir un proceso de entendimiento y conocimiento de variables y procesos relevantes, para coadyuvar a modificar conductas en el sentido correcto, aprovechando las preferencias privadas y las exigencias sociales. Estas cambian continuamente, respondiendo con gran sensibilidad a la estructura de ingresos de la población y a los costos de oportunidad, lo que introduce complejidades específicas en la gestión ambiental urbana. Esto implica enfrentar considerables dificultades en las labores de persuasión y de formación de consensos, mismas que se acentúan cuando los efectos redistributivos de las políticas públicas no están lo suficientemente claros.



Por otra parte, es preciso garantizar la fortaleza y el dinamismo económico de las ciudades. Lo cual es pre requisito para generar los recursos y las preferencias sociales que fundamenten una activa política ecológica. Poco o nada se puede hacer en la indigencia o ante los apremios, mientras que, en la pobreza, las prioridades y las expectativas sociales se vuelcan al corto plazo, prevaleciendo tasas de descuento relativamente altas en la estructura de preferencias. Cuando esto sucede, se invalidan y descartan proyectos a futuro, como es el caso de aquellos asociados a la sustentabilidad del desarrollo.



Para encauzar a la ciudad hacia un futuro sustentable, es preciso promover su productividad y fortalecer sus ventajas competitivas. Se debe asegurar su dinamismo económico a través de la creación y organización de las condiciones locales que permitan aprovechar cabalmente los atributos locales de la urbe, conjurando los peligros de la obsolescencia de su infraestructura y el abandono e ineficiencia que la misma significa. Estas condiciones, que hoy conocemos como ventajas competitivas, residen en la diversidad y riqueza de los factores locales que permiten a las empresas y a las industrias alcanzar y mantener altas tasas de productividad. Sólo el mantenimiento de altas tasas de productividad puede asegurar el mejoramiento continuo del nivel de vida de todos los habitantes y la calidad ambiental de las ciudades.



La innovación tecnológica es un proceso indispensable en la búsqueda de horizontes de sustentabilidad para la ciudad. Sin embargo, recordemos que las condiciones de sustentabilidad están definidas también por las presiones demográficas y los patrones de demanda y consumo y, siendo indispensable el avance tecnológico, también es cierto que mantener políticas ambientales basadas exclusivamente en este ámbito va arrojando rendimientos decrecientes. Por ello puede ser cada vez más difícil y costoso abatir volúmenes adicionales de contaminación y mitigar otros impactos sobre el ambiente sólo por la vía tecnológica al final del tubo, dejando intactas las estructuras de demanda.



Una condición adicional de las ciudades modernas es su creciente dependencia de los procesos macroeconómicos del país, lo que obliga a una gestión urbana atenta al devenir de los mercados nacionales y globales en los que la ciudad participa. La apertura económica lanza nuevos incentivos de localización industrial, hace fenecer ramas completas de actividades manufactureras y genera oportunidades en diversos sectores, lo que modifica de manera notable las tendencias ambientales. Al mismo tiempo, la política fiscal y las reglas de coordinación federal en materia tributaria abren o cierran oportunidades de financiamiento a las metrópolis; mientras que la política de precios para bienes y servicios claves ofrecidos por el gobierno federal, inciden directamente en patrones estratégicos de conducta metropolitana, como es el caso de los combustibles en relación al transporte, la contaminación atmosférica y los usos del suelo.



Pero avanzar por el camino que lleva a los propósitos de sustentabilidad, no sólo requiere de la integración de las políticas urbanas y ambientales, sino que exige que ambas se complementen y refuercen de manera permanente. Esta complementariedad se puede lograr promoviendo la causa del desarrollo urbano sustentable desde todos los frentes relevantes.



Los criterios que dan pie a los lineamientos anteriores se pueden agrupar, con un horizonte de mediano y largo plazos, en varios ámbitos que requerirán de atención especial. Éstos son el desarrollo urbano y el ordenamiento ecológico regional, criterios para un desarrollo sustentable, los sistemas de transporte urbano, la modernización tecnológica, y, la gestión de demandas (especialmente de combustibles automotrices, de viajes intra urbanos y de kilómetros recorridos).




Desarrollo urbano y ordenamiento ecológico regional.



El ordenamiento ecológico del territorio facilitará el camino hacia un desarrollo urbano/regional basado en criterios de sustentabilidad, al generar un marco de congruencia entre políticas y programas ambientales y sectoriales, concretamente, entre el Programa de Desarrollo Urbano 2006-2030 y el presente Programa de Medio Ambiente, y coadyuvar en el diseño de mecanismos de coordinación intersectorial y entre entidades federativas. Deberá ser un instrumento normativo básico bien fundado técnicamente, concertado y consensuado entre todos los actores involucrados: el gobierno federal, las entidades federativas, los municipios, centros académicos, los agentes económicos y la sociedad civil, antes de quedar debidamente expresado en las disposiciones jurídicas adecuadas.



El ordenamiento ecológico puede coadyuvar significativamente a la idea de una ciudad con proyecto, creando identidades y certidumbre social y económica de largo plazo, facilitando las tareas de la planeación de los asentamientos humanos y de la localización de las actividades productivas y comerciales, todo, con una lógica de sustentabilidad ambiental.




Criterios para un desarrollo urbano sustentable.



Como ya se ha señalado, una política ambiental eficaz para nuestras ciudad requiere de interpretar los problemas y retos de sustentabilidad a partir de su estructura espacial/ territorial y de las políticas y dinámicas socioeconómicas que la configuran. Tanto en lo que se refiere al manejo de cuencas atmosféricas, zonas de recarga de acuíferos y defensa de zonas de conservación ecológica, así como en la eficiencia global urbana, pueden jugar un papel preponderante los siguientes criterios:


Evitar el crecimiento suburbano extensivo y descontrolado, propiciando la densificación y promoviendo el uso diversificado, eficiente y plurifuncional del suelo, de manera compatible con expectativas de calidad de vida y seguridad.


La revitalización de centros históricos y otras áreas centrales mediante la promoción de la inversión pública y privada dando particular importancia a programas de vivienda con un claro sentido urbano.


La conservación y manejo efectivo de las áreas verdes y de las zonas de conservación ecológica.

La creación y mantenimiento de espacios públicos, la convivencia colectiva como factor de identidad, cohesión social y calidad de vida.


Mantener una política que atienda a los ciclos de vida de distintos áreas urbanas, previendo el decaimiento y combatiendo el abandono y el deterioro urbano, mediante programas y acciones de renovación, reciclaje y re-desarrollo del suelo urbano.



Transporte.



La política de transporte es un elemento crucial del esquema de sustentabilidad urbana. Una de las implicaciones de fondo de los sistemas de transporte se refiere a su estrecha interdependencia con los patrones de urbanización. La posibilidad de recorrer distancias y trayectos a ciertas velocidades y con condiciones determinadas de seguridad, confort y costo van transformando paulatinamente el concepto que todavía a principios de siglo se tenía de la ciudad. Hoy en día, abundan por ejemplo las áreas urbanas dormitorio en donde pernoctan millares de individuos que a primera hora invaden las carreteras y los medios de transporte suburbanos para dirigirse a trabajar durante el día y regresar a casa al fin de la jornada, pudiendo destinar hasta 2, 3 ó 4 horas cotidianas al transporte.



El transporte urbano establece sistemas de movilidad que organizan la ocupación territorial y definen modalidades de intensidad, densidad y diversidad en los usos del suelo. A su vez, la estructura urbana generada, determina patrones y demandas de transporte, creándose múltiples canales de retroalimentación entre ambos procesos. Esto, moldea estructuralmente ciertas conductas y variables que explican muchos problemas ambientales estratégicos. Por ejemplo, en circunstancias de alta sub. Urbanización y de usos del suelo especializados, donde prevalece el uso del vehículo automotor privado, es posible esperar una onerosa factura energética, un gran volumen de horas hombre perdidas en desplazamientos y embotellamientos, severos costos ambientales que incluyen la contaminación de cuencas atmosféricas, y la ocupación extensiva de grandes superficies necesarias para la recarga de acuíferos y la conservación de ecosistemas. En este orden de cosas la sub. Urbanización extensiva impide el desarrollo de un buen sistema de transporte colectivo, el cual sólo puede ser redituable y eficiente dentro de ciertas condiciones de densidad urbana y de intensidad y diversidad de los usos del suelo.



Los márgenes de maniobra para mejorar el desempeño del trinomio transporte estructura urbana calidad ambiental son amplios, y deben ser aprovechados en una política clave de sustentabilidad. Ahí destaca la necesidad de un proceso de cambio modal en el transporte urbano, donde una proporción mayoritaria de los viajes/persona/día se lleve a cabo en sistemas colectivos de alta eficiencia energética y ambiental.



En este sentido, es necesario promover algunos lineamientos considerados fundamentales:


Coordinación efectiva de los planes rectores de transporte y de desarrollo urbano.


En el caso de las zonas metropolitanas conviene promover líneas de transporte masivo electrificado que conecten las áreas centrales con zonas suburbanas.


Separación o confinamiento de las rutas prioritarias de transporte colectivo de superficie, con respecto a aquellas destinadas al tránsito vehicular privado.



Promoción del transporte institucional, escolar y empresarial.


Preferencia vial y acceso a zonas restringidas para los vehículos de transporte colectivo.


Sistemas estrictos de regulación, tecnológica y funcional, y de inspección y vigilancia vial a los sistemas de transporte colectivo de superficie, con énfasis especial en las emisiones contaminantes de la atmósfera.


Utilización de esquemas de transferencia directa de impuestos ambientales para el mejoramiento del transporte público, garantizando el manejo transparente y eficiente de los recursos.


Fomento de la participación privada en la prestación de servicios de transporte y actividades asociadas a los mismos, asegurando el correcto cumplimiento de las normas de funcionamiento y operación.


Fomento de alternativas diferenciadas de transporte según preferencias y capacidades de pago de los usuarios, asegurando que no queden desatendidas áreas que son rentablemente menos atractivas.


Mejora sustancial de la seguridad de las unidades de transporte y de los usuarios.



Racionalización del transporte de mercancías mediante sistemas de bodegas de transferencia, vehículos de reparto eléctricos, horarios adecuados de carga y descarga. Introducción y mejoramiento de la infraestructura destinada a medios de desplazamiento no motorizados, como pueden ser la bicicleta y recorridos peatonales.




Modernización tecnológica para el control de la contaminación atmosférica.



La modernización tecnológica en el transporte, la industria y los servicios, seguirán siendo una vertiente insoslayable en el horizonte de la sustentabilidad urbana, y su dirección debe ser determinada por objetivos ambientales, de eficiencia y bienestar social. Esta modernización tecnológica ha de impulsarse a través de instrumentos normativos con horizontes de largo plazo, de la concertación y del desarrollo institucional. Cabe para ello, distinguir los lineamientos más importantes:


Actualización de las normas de emisión de contaminantes atmosféricos para vehículos automotores, industria y servicios; y, desarrollo de un esquema normativo que promueva una eficiencia energética creciente.

Promoción del uso de vehículos eléctricos.


En la industria, es necesario adecuar la regulación directa, tanto en materia de aire como de residuos, fomentando, en el primer caso, la utilización de técnicas para mejorar la combustión y abatir las emisiones de óxidos de nitrógeno en el uso de diesel, gasóleo y gas natural y en la operación de hornos industriales. En el segundo caso, procurando la modernización productiva dentro de criterios de protección ambiental y competitividad.

Aplicación de la segunda etapa de la NOM-085, que establece niveles máximos permisibles de emisiones a la atmósfera por parte de la industria y del sector servicios. Ello incluye, en zonas prioritarias, la fijación de una burbuja o límite de emisiones a nivel regional, y la distribución de certificados comercializables que pueden ser transferidos por las empresas, sin afectar el nivel regional de emisiones previamente establecido.


El control dentro del sector servicios de los compuestos orgánicos volátiles en gasolineras y en la fabricación de pinturas y solventes.



El impulso al mejoramiento de combustibles abatiendo su volatilidad, contenido de azufre y contenido de compuestos tóxicos o altamente reactivos.


Fomentar la utilización comercial de combustibles más limpios como el Bio gas o Bio diesel.


Promover la reformulación Bio combustible, Bio gas.


Propiciar una política de precios consistente y de largo plazo que favorezca una alta eficiencia energética y ambiental.



Gestión de demandas e internalización de costos sociales/ambientales.



El propósito inicial es explorar a fondo las posibilidades de un conjunto de instrumentos que actúen desde el lado de la demanda en el complejo entramado de los mercados urbanos, buscando un uso socialmente eficiente de los recursos comunes ambientales de la ciudad. Este debe conducir en su momento a iniciar la aplicación de aquéllos que resulten factibles. A continuación se presentan algunos que, desde este punto de vista, deben ser ampliamente estudiados y considerados:


Conjugación de restricciones a la circulación vehicular con una normatividad que promueva la renovación tecnológica y la creación de una cultura ambiental de los usuarios del transporte automotor.


Internalización de costos ambientales en los precios de combustibles automotores.


Otorgamiento de estímulos a la eficiencia energética y a las tecnologías más limpias en el cobro de tenencias.


Desarrollo de estrictos sistemas de verificación vehicular en zonas metropolitanas, financiados por los propios usuarios.


Obligatoriedad del seguro de accidentes con responsabilidad civil.


Impuesto predial como instrumento de aplicación del ordenamiento ecológico.


Establecimiento de estacionómetros en diversas zonas de la ciudad utilizando la recaudación para fines de beneficios públicos en los barrios y colonias donde se ubiquen.


Disminución de subsidios al gas licuado de petróleo para favorecer el consumo de gas natural o Bio combustible.


Desarrollo de un sistema de créditos comercializables para emisiones de óxidos de nitrógeno en la industria.


Incentivos fiscales para la utilización de tecnologías ambientales.




Proyectos y acciones prioritarias.



Ordenamiento ecológico territorial integrado a planes de desarrollo urbano en zonas metropolitanas críticas.


Formulación de programas de gestión de calidad del aire en zonas metropolitanas prioritarias integrando políticas urbanas, ambientales y de transporte.


Promoción de programas de defensa de las zonas de protección ecológica en torno a las áreas metropolitanas.


Definición de políticas de calidad y suministro de energéticos ambientalmente adecuados para zonas metropolitanas.


Desarrollo de un sistema normativo que favorezca la reconversión tecnológica en la industria y el transporte en zonas metropolitanas.


Promoción de sistemas de información y monitoreo ambiental en zonas metropolitanas.


Publicación y promoción de criterios de desarrollo urbano sustentable.


Publicación y promoción de criterios ambientales para el transporte urbano.


Regulación y normatividad para la modernización tecnológica en procesos industriales y de transporte.


Divulgación y promoción de criterios ambientales para la política económica urbana.




Espero que las mejoras del transporte urbano, tenga una buena acogida. Aquí existen aportes de Transmilenio, Gotemburgo- Estocolmo, El RACE, un club creado con un único objetivo, dar respuesta a todas las necesidades de nuestros Socios. Un siglo de experiencia nos avala, garantizando la mejor ASISTENCIA en viaje a todos sus miembros. Los clubes y las asociaciones del automóvil de Europa han estado ayudando a sus miembros con ayuda de la emergencia, han estado viajando y servicio viajar en automóviles -relacionados por más de 100 años. A través del ARCO Transistance, la red de las organizaciones que viajan en automóviles que conducen de Europa, ahora ofrecen un paquete único de la movilidad, adaptado a las necesidades exactas del servicio de cliente de su negocio a los clientes del negocio.







Pablo Ramírez Torrejón.
Ingeniero Industrial con Mención:
Logística, Transporte y Abastecimiento.

lunes, marzo 27, 2006

ENVEJECER NO ES UN PROCESO PATOLÓGICO PERO HAY PARÁMETROS FÍSICOS Y PSÍQUICOS QUE COMPROMETEN LA VIDA.

¿Es compatible la vejez con la seguridad vial?.


Sentido común y vigilancia estrecha son las recomendaciones óptimas para determinar si una persona mayor está o no capacitada para conducir sin poner en riesgo su seguridad y la del resto de conductores, ya que cada caso merece una valoración individual.



"El envejecimiento no es un proceso patológico, pero hay parámetros propios del mismo, fisiológicos y psicológicos, que caminan muy en paralelo y hay que conocer e identificar, y que pueden comprometer la seguridad de los mayores de 65 años", explicó Susana Pacheco, psicóloga del Observatorio Nacional de Seguridad Vial, durante el foro "Envejecimiento y Seguridad Vial".



Dos ejemplos de estas características son la esterotipia que, además de producirse por una afección del lóbulo frontal, puede llevar a conductas esteriotipadas a nivel cognitivo que reducen la flexibilización de la reacción ante elementos imprevistos; o la reducción de la visión periférica, física pero también psíquica.


"El anciano reduce al máximo todo lo que supone un coste de ansiedad excesivo y es más lento, lo que es una ventaja porque economiza energía, pero también puede ser un peligro", detalla Pacheco, asegurando que "las circunstancias de riesgo de los mayores en la conducción no son por acción sino por omisión de acciones que pueden comprometer su vida".


Las palabras de esta experta, que ha estudiado los casos de 19 mayores de 65 años accidentados, corroboran las advertencias de Jesús Minaya, de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, quien aseguró que la capacidad de conducción empieza a disminuir a los 55 años y se acelera a partir de los 65. En este sentido, Minaya señaló que "a igualdad de trauma, la gravedad de las lesiones tras un accidente, aumenta espectacularmente a partir de los 55 años", lo que implica hospitalizaciones más largas y mayor riesgo de complicaciones, pero que "sobre todo, es la mayor morbilidad coexistente en estas edades lo que puede impedir una conducción segura".



De hecho, ya los cambios fisiológicos propios del envejecimiento pueden afectar negativamente, tales como las alteraciones a nivel visual y auditivo, la menor velocidad de conducción de los nervios periféricos y la alteración de la capacidad y control muscular, lo que da lugar a una lentificación psicomotora y aumenta el tiempo de reacción.


Si a ello sumamos patologías como las cardiovasculares, neurológicas, endocrinológicas reumatológicas, y trastornos del sueño, junto a las enfermedades visuales y auditivas, el resultado es que "aunque en números absolutos, los mayores tienen menos siniestralidad, la relación con el número de kilómetros recorrido aumenta mucho el número de siniestros". En concreto, pasan de una tasa inferior al 7 por ciento (propia de conductores de entre 18 y 20 años) a alrededor del 26 por ciento a partir de los 70, según datos de un estudio europeo presentado en el simposio por Joan Serra, doctor en Seguridad Vial.



En cuanto al efecto de los fármacos, muy consumidos en estas edades, Minaya advirtió de que, sobre todo, pueden influir negativamente sobre la conducción los antihipertensivos, neurolépticos, antidiabéticos, ansiolíticos y anticolinérgicos, y que aumentan el riesgo de accidente la benzodiopecina, los antidepresivos y las insulinas. "A mayor número de patologías crónicas y polifarmacia, mayor probabilidad de accidente", dijo.



Estos son aporte de:Jesús Minaya, de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología.Susana Pacheco, psicóloga del Observatorio Nacional de Seguridad Vial.



Pablo Ramírez Torrejón (PD).

Arturito
RelojesWeb.com

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