Viña del Mar, tiene los paraderos de buses más largo de Chile.
1- 15 Norte frente al líder, en horas punta se transforma en un paradero que llega a libertad y llega en ocasiones a 14 norte con libertad.
2- Libertad un paradero que se inicia en 14 norte y termina en 1 norte.
3- Libertad con 14 norte según el taco puede llegar a Torres del Coracero.
4- 1 Norte este paradero tiene su partida en Libertad y termina en el puente Ecuador.
5- Arlegui paradero se inicia en plaza de Viña del Mar y termina calle Ecuador.
Para muchos estas calles se transformaron en paraderos interminables, tanto para pasajeros, peatones, automovilistas y vecinos del sector, donde parece que no existiera fiscalización. Este tipo de paradero es caldo de cautivo para todo tipo de fechorías, sobre los transeúntes que pasan por dichos lugares.
Quiero detenerme en un detalle no menos importante del daño causado por estos paraderos más largo de chile y sus consecuencias. Cada año muere aproximadamente un millón de personas en el mundo y aproximadamente 10 millones resultan gravemente heridas en las calles de todo el mundo. Las medidas educativas para enseñar a los peatones cómo manejarse en el tráfico se consideran un componente esencial de toda estrategia de prevención y la educación peatonal se ha recomendado en muchos países. Sin embargo, como los recursos disponibles para la seguridad en las calles son limitados, una cuestión clave es la efectividad relativa de las diferentes estrategias de prevención. La Municipalidad y Merval, debieran realizar una campaña bien dirigida, tanto a los peatones como a los conductores, que la misma incluye información sobre medidas diseñadas para mejorar la seguridad peatonal, tales como letreros y avisos sobre cruces peatonales y señales de tránsito. También fomenta el uso de materiales que reflejen la luz para facilitar el ser visto si se camina de noche.
El transporte, es un elemento fundamental del funcionamiento de las economías modernas, se halla ante una contradicción permanente, entre una sociedad que siempre solicita mayor movilidad y una opinión pública que soporta cada vez menos la congestión de algunas redes, el deterioro del medio ambiente y la calidad mediocre de las prestaciones que ofrecen algunos servicios de transporte. Frente a una demanda de transporte cuyo aumento supera el crecimiento de la economía, la respuesta de la comunidad no puede ser tan sólo la construcción de nuevas infraestructuras y la apertura de los mercados. El doble imperativo que representan la ampliación y el desarrollo sostenible, impone una mejora del sector de los transportes. Un sistema de transporte moderno debe ser sostenible desde un punto de vista económico, social y medioambiental.
El crecimiento desigual de los distintos modos de transporte, pone de manifiesto una mayor adaptación de alguno de estos modos e indica asimismo que no se reflejan adecuadamente en el precio del transporte todos los costes externos, ni se cumplen todas las normas sociales y de seguridad, especialmente en el sector del transporte por carretera. La congestión en algunos ejes viales y ferroviarios importantes, dentro de las ciudades y en los aeropuertos. Los efectos nocivos para el medio ambiente o la salud de los ciudadanos, sin olvidar el alto precio de la inseguridad en las carreteras.
Hay dos factores que explican que se mantenga el crecimiento de la demanda de transporte. Para los pasajeros, se trata del auge espectacular de la motorización. El parque automotor se ha triplicado en los últimos 30 años. El aumento de automóviles al año será relevante e importante. Si se estabilizará el nivel de motorización de los hogares, no puede decirse otro tanto de los que tienen, posesión de un coche se considera un símbolo de libertad. El País registrará de aquí al año 2010 un aumento importante del parque automovilístico.
El objetivo de un buen proyecto es realizar un reequilibrio del transporte, que nunca ha podido alcanzarse, supone no sólo la aplicación, en virtud de la política común de transportes, hay que crear un programa ambicioso de medidas de aquí al año 2010, sino también la adopción de medidas coherentes en el marco de otras políticas, nacionales o locales. La definición de la política económica mediante la integración de determinados factores que contribuyen al aumento de la demanda de transporte, en particular los relacionados con el modelo de producción ajustada y existencias renovables. La política de urbanismo y de ordenación territorial y municipal, que debería evitar un aumento innecesario de la necesidad de movilidad por una planificación desequilibrada de las distancias entre domicilio y lugar de trabajo. La política social y educativa, mediante una mayor adaptación de los ritmos de trabajo y de los horarios escolares, para evitar los embotellamientos masivos en las carreteras, especialmente en las salidas y regresos de los fines de semana, en que se produce la mayor parte de los accidentes de tráfico.
Hay que crear una política de transporte urbano en las grandes aglomeraciones, para conciliar la modernización del servicio público y la racionalización en el uso del coche particular: el cumplimiento de los compromisos internacionales para la reducción de las emisiones de CO2 no sólo debe conseguirse en las carreteras, sino también en las ciudades. La política presupuestaria y fiscal si queremos conseguir tanto una auténtica internalización de los costes externos, especialmente ambientales, como la plena realización de una red transporte digna de tal nombre.
La falta de control del tráfico, ha agravado la situación en las grandes ciudades. La circulación "a tirones", es una característica de los atascos, provoca una emisión superior de contaminantes y un mayor consumo de energía. Pero el riesgo de congestión se extiende ahora a los grandes ejes y a las diferentes regiones del país que cada día son más sensibles.
El reequilibrio entre modos de transporte requiere medidas que, además de dar a cada uno un lugar que le corresponde, y garantice la intermodalidad. Esto es eslabón perdido, está en la falta de un vínculo estrecho entre el transporte terrestre, transporte marítimo, las vías navegables, el ferrocarril y el transporte áreo durante siglos, el transporte marítimo y fluvial ha dominado el transporte de mercancías en todo el mundo. Las medidas específicas de gestión del tráfico es coordinar y mejorar globalmente las condiciones de circulación en los grandes itinerarios interurbanos, cualesquiera que sean las causas de los atascos (accidentes, condiciones meteorológicas, congestión específica o recurrente, etc.). Muchos gestores de infraestructuras viales, tienen cierta experiencia en este ámbito. De aquí al año 2010, todas las conexiones importantes deberían disponer de planes de gestión del tráfico. En el caso de los camiones, una gestión precisa del tráfico en las horas punta permitirá proponer itinerarios más adaptados, opciones horarias más adecuadas y asistencia a la conducción. Se obtendrán así capacidades adicionales, al tiempo que se reducirán los factores de riesgo de accidentes y contaminación.
Pablo Ramírez Torrejón
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