Los accidentes de tráfico se han convertido en un fenómeno de indudable importancia en las sociedades modernas

Los accidentes de tráfico se han convertido en un fenómeno de indudable importancia en las sociedades modernas. De acuerdo con las cifras de la Organización Mundial de la Salud, más de un millón de personas muere anualmente en este tipo de accidentes, mientras que 20 millones resultan heridas, en la Unión Europea, más de 42.000 mil personas mueren anualmente y aproximadamente 3,5 millones resultan heridas.

Sin embargo, los datos anteriores, aunque frecuentemente utilizados para ilustrar el impacto del problema de los accidentes de tráfico, ofrecen tan sólo una visión parcial del fenómeno. Conviene tener en cuenta que no es el valor de una vida concreta lo que se pretende salvar. Probablemente, una gran mayoría de personas estaría de acuerdo en que "es imposible poner un precio a la vida humana". Lo que se valora es la reducción del riesgo al que se expone un determinado colectivo de ciudadanos.

Con este elemento se trata de valorar el coste que supone para la sociedad la pérdida, temporal o permanente, de la capacidad de trabajo de uno de sus individuos. Esta capacidad de trabajo, o producción, se valora mediante el cociente entre el producto interior bruto y la población ocupada del país. El valor así considerado se conoce como pérdida bruta de producción. A la pérdida bruta se debe sustraer el consumo dejado de generar (“ahorro”) por el fallecimiento de un individuo. El resultado de esta diferencia se denomina pérdida neta de producción.

La evolución de la seguridad vial, medida como número de víctimas por unidad de movilidad o unidad de parque, se ha caracterizado por una constante mejora desde los inicios del fenómeno de la motorización. Este fenómeno es observable en todos los países de los que se dispone información. En los países más desarrollados, el número absoluto de víctimas ha disminuido de forma sostenida desde los primeros años de la década de los setenta. En España, por razones de retraso en el uso del automóvil, este fenómeno no comenzó a manifestarse hasta principios de la década pasada. El objetivo propuesto por la Comisión Europea de reducción de víctimas mortales en un 50% en el periodo 2000-2010 es un objetivo ambicioso que, de adoptarse firmemente, va a exigir esfuerzos superiores a los desarrollados en el pasado.

Según se ha comprobado, la sustitución de un vehículo de cualquier edad por un vehículo nuevo presenta siempre beneficios desde el punto de vista de la seguridad, incluso si se tiene en cuenta el aumento de movilidad asociado a los vehículos nuevos. La reducción de ocupantes fallecidos que se conseguiría con un parque de turismos completamente nuevo estaría entre el 30 y el 40% aproximadamente. • La conducción bajo los efectos del alcohol es probablemente el campo donde se presentan mayores potenciales de mejora. Mientras que sólo un 3,6% de los conductores que circulan por las vías presenta una tasa de alcoholemia superior a la permitida, el 27% de los conductores fallecidos superan el límite máximo de alcohol permitido (0,5 g/l). Reduciendo a la mitad el número de conductores con una tasa superior a la máxima permitida, podría conseguirse una reducción del 20% del número de accidentes. Se ha demostrado el efecto positivo que desde el punto de vista de la seguridad presentan las vías de gran capacidad (autopistas y autovías) frente a las vías convencionales, con unos índice de víctimas por kilómetro recorrido entre un 50% y un 60% inferiores.


Pablo Ramírez Torrejón